Bienvenidos, Hermanos Cruzados.

Deus vult! ¡Es la Voluntad de Dios!

Esa frase era el grito de guerra que los cruzados enviados por el Papa a liberar Tierra Santa de la amenaza mahometana a la fe y proteger a los peregrinos que buscaban llegar a los lugares más santos de la cristiandad. Eran hombres de fe en busca de la santidad. Eso eran en verdad, no lo que Hollywood y el mundo occidental han querido que creamos. Incluso san Francisco de Asís, un hombre santo si ha habido alguno, participó en una cruzada.

Pero mi meta es otra, no dar una lección de historia.

Esta Semana Santa ustedes han aceptado el compromiso de pertenecer a ese ejército de cruzados, heredero del original. Y la razón de ser de un ejército es la defensa de una institución, nación o estado, contra alguna amenaza o para reclamar algo que justamente es nuestro. Pero ahora no estamos a la defensa de un ataque bélico ni reclamamos los lugares santos. No, nuestra cruzada es otra. Como en otros tiempos, el Beato Papa Urbano II convocó a los cruzados para una guerra santa contra el opresor y beligerante, hoy el Papa Emérito Benedicto XVI nos convoca a una guerra santa contra la Dictadura del Relativismo. Siendo aún el Decano del Colegio Cardenalicio el Cardenal Joseph Ratzinger dijo en su homilía de la misa “Pro eligendo Pontifice” que “Mientras que el relativismo, es decir, dejarse llevar a la deriva por cualquier viento de doctrina, parece ser la única actitud adecuada en los tiempos actuales. Se va constituyendo una dictadura del relativismo que no reconoce nada como definitivo y que deja como última medida sólo el propio yo y sus antojos” (18 de abril de 2005).

El relativismo es, en buen chapín, la actitud de “me vale”. Mientras YO esté bien, lo demás me VALE.

Estamos contra una sociedad que no quiere tener nada más que ver con Dios, porque ese dios le es un estorbo para sus fines. Ese dios es un obstáculo para la satisfacción de placeres, riquezas y honores.

Estamos contra una sociedad donde la familia es vulnerada todos los días. Donde es mejor satisfacer mis propias necesidades y placeres que buscar los bienes del cielo donde está Cristo (cfr Col 3,2).

Hoy en día somos parte de la Hermandad mejor organizada y más numerosa, ejemplar para muchas otras hermandades pequeñas. Pero, ¿ejemplar por qué? Porque hacemos adornos lindos, andas bellas, imágenes preciosas, miembros disciplinados, etc. Pero, ¿imaginen que fuéramos admirados porque el seno de la Hermandad es fuente de vocaciones sacerdotales, de laicos comprometidos y de evangelizadores?

Esta Semana Santa vi a dos ex miembros de la Hermandad como aspirantes al sacerdocio. ¡Dios es grande en verdad! Claro, no todos estamos llamados al sacerdocio ministerial, pero como me recordó otro hermano cruzado el Sábado del Consuelo, hay otros tipos de sacerdocio que coFeatured imagemo laicos podemos llevar a cabo. A fin de cuentas, no solo de sacerdotes, obispos y papas están llenos nuestros altares.

Ser miembro de la Hermandad de la Consagrada Imagen de Jesús Nazareno del Consuelo y Asociación de Cruzados del Santo Sepulcro de la Parroquia el Santísimo Nombre de Jesús, Templo de la Recolección, de la Ciudad de Guatemala es ser parte del nuevo ejército de cruzados convocado por el Papa. Estamos llamados a ser más de lo que hoy en día somos. Estamos llamados a ser SANTOS en un mundo que recibe la Dictadura del Relativismo con brazos abiertos porque es una doctrina engendrada en el seno de Satanás, príncipe de este mundo.

Imaginen una Guatemala donde TODOS los cucuruchos de Domingo de Ramos, Jueves Santo y todos los miembros de la Hermandad aspiraran desde el fondo del corazón ser santos. ¿Cómo cambiaría nuestro país? Ya lo decía San Juan Pablo II: “La única tragedia que nos puede pasar es no ser santos”.

La llevan… Deus vult!