35…

En medio del camino de nuestra vida me encontré en un oscuro bosque, ya que la vía recta estaba perdida.

Divina Comedia, Canto I (Dante Alghieri)35

En América Latina, la expectativa de vida es 71.5 años, según Wikipedia. Bueno, si lo redondeamos es de 70 años. Un humano latino promedio en vive 70 años. Eso quiere decir que acabo de terminar de vivir la mitad de mi vida.

Son 35 años en los que he recibido muchísimas bendiciones. Un hogar donde nunca me ha faltado una merienda caliente, un recibimiento amoroso (colas moviéndose incluidas), sábanas limpias, ducha caliente y techo para cobijarme.

En 35 años he cosechado más amigos que enemigos. A ver menciono a algunos. El que se empeña en ser anti social, pero en realidad no lo es. Otro que fue “deportado” a pesar de ser muy genial. Aquel que tiene corazón de oro, pero es medio baboso. El típico flaco que nunca engorda por más que coma y me llama más que si fuera mi novia. El amigo nerd que, aunque lejos, siempre le consulto. El colega de profesión que necesita terapia urgente, pero es muy leal. Los colegas, cercanos y lejanos. Los típicos borrachos con los que hacíamos fiesta sin fin. Algunos con los que comparto devociones. Los más nuevos con los que nos pegamos por deporte (una es una mujer que pega DURO) y los antiguos nuevos con los que hacemos cosas de palomos. Y eso es por mencionar a algunos nada más. Gracias a Dios tengo varios más. No se ofendan si no los menciono.

En 35 años he conseguido dos títulos universitarios. Gran cosa. Son dos papeles que dicen que puedo hacer un tipo de trabajo por el cual puedo cobrar, para comprar bienes y servicios. Sí, claro, es una bendición, pero no es algo que me defina como persona. Lo que hago no me define.

Eso último es importante: a la mitad de mi vida, ¿qué me define? ¿Algo me define? He de confesar que esta semana he pensado en eso mucho.

Lo que me define es mi identidad como cristiano.

Algo que un 3 de abril hace 33 años mi mamá propició es lo que me define. Eso que nuestro amado Papa Francisco dice que es el DPI del cristiano: el Bautismo. Ser parte del Cuerpo Místico de Cristo, eso es lo que en el fondo soy. Solo soy, lo que soy delante de Cristo. Muchas, ay muchísimas veces no he sido digno de tal identidad. Otras tantas veces he hecho cosas que me han definido como lo totalmente contrario a ser cristiano. Es más, solo por la Divina Misericordia sigo siendo cristiano. Por los méritos de Cristo no los míos.

Es ahora a la mitad del camino cuando creo que estoy tomando la decisión más drástica de mi vida: el segundo tiempo del partido de mi vida lo voy a jugar como cristiano. Porque el primero a veces usé el uniforme, otras veces convenientemente me lo quitaba. A partir del pitazo inicial (17:30 más o menos) comienzo a jugar solo como cristiano.

No será fácil jugar así el segundo tiempo. Es más, seguro que alguna vez no lo haré (concupiscencia le dicen). Pero espero que mis hermanos y amigos estén ahí para hacer que me recuerde de este voto.

A la Reina de todo lo creado, Señora Madre del Rosario, encomiendo mi segundo tiempo. De la mano de ella, fijo las más grandes emociones de mi partido personal vendrán en esta segunda mitad. Con su amorosa y maternal guía seguro que anotaré los goles de mi vida.

¡Feliz Fiesta de Nuestra Señora del Rosario, Reina y Patrona de Guatemala!