El Sacramental de la Sonrisa

A veces cuando camino por los pasillos del hospital o de un centro comercial o la misma calle trato de hacer contacto visual con la gente. Llámenle un experimento social si quieren. Me interesa observar la reacción de la gente. Unos huyen mi mirada, otros si van serios hasta más serios se ponen, los pocos me voltean la cara.

¿Pero saben qué hace la mayoría? Sonríen.

Algunos hasta me dan los buenos días o tardes. Otros saludan con la mano. Otros solicitan la bendición de Dios sobre mí. Otros me desean feliz día o lo que reste de él.

Pero un 87% de la gente sonríe.

Tengo una teoría. Creo que la gran mayoría de la gente busca esa necesidad de conectar con los demás, con sentirse que no están solos ni van solos por el mundo. Ese deseo profundo de no ser una isla en el inmenso mar del mundo sino que alguien más va caminando junto a ellos. La empatía que causa una sonrisa es simplemente impresionante. Y es tan sencillo darla.

Hay tantos de nuestros hermanos que van por la tierra caminando en soledad, según ellos, y quisieran un gesto amoroso del Señor, o a veces incluso lo demandan. Y el Señor que es tan bueno que no se deja ganar en misericordia, lo concede.

Pero claro, no baja El del cielo a dar esa bendición sino que prefiere usar a uno de nosotros como su medio, como su sacramental si quieren verlo así. Porque si, El podría venir rodeado de sus ángeles a encender la llama tenue del alma de nuestro hermano en pena, pero prefiere elevarnos a nosotros al nivel divino para ser nosotros los transportadores de Su Gracia. Y al hacerlo así, nos da la opción de hermanarnos más entre nosotros.

¿Cuántas veces la sonrisa, u otro gesto amable de un desconocido nos han dejado con un buen sabor de boca? ¿Cuántas veces nos hemos animado al ver que uno de los pequeños del Señor se sonríe con nosotros? Ah, muchísimas.

Y es que el efecto de la Gracia es así: dos vías. Porque cuando tú le sonríes o tienes un buen gesto con un hermano, le sonríes al mismo Cristo; y cuando el hermano apesadumbrado por las penas de este mundo transitorio recibe tu sonrisa o buen gesto, recibe del mismo Señor ese gesto amoroso, divino, que necesitaban. ¡Cristo actúa en ambos, de una manera hermosa y real! ¿Cómo sabemos esto? El nos lo dijo: «Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo» (Mt. 25, 40).Featured image

Así que los exhorto: usemos el sacramental de la sonrisa. 🙂